lunes, 3 de julio de 2017

Evaluar Naucalpan en el gobierno de Olvera tarea impostergable

• La verdad que ya en estos momentos no es justificable insistir en el ¡cómo nos dejaron?, al ser se supone promotores del cambio y del orden público.
Por Mario Ruiz Hernández NAUCALPAN Méx., a 3 de julio del 2017.- A la mitad del mandato de Olvera, es el momento de asumir costos, responsabilidades, “el cobro de facturas”, y no menor, el análisis de los resultados. Es ya por simple lógica, el ser sujetos de la crítica positiva o negativa, como sea, para el pulso de la sociedad con relación a su gobierno. El degenerado discurso de -¿cómo nos dejaron?- no cabe y seguir culpando al pasado de lo que hace menos de seis pasó, para no ir muy lejos, es tanto de mediocres como de fracasados. El ejercicio público es de un alto grado de servicio al prójimo, de estar en sus sueños, aspiraciones, anhelos y deseos, pese a las crudas realidades que se tienen, y por eso la gente se contrata. Nada en este mundo “es cosa fácil, y no por ello cualquiera lo haría”. “El hombre es de retos, de desafíos, de romper el status quo, los paradigmas, el orden establecido y trascender en la línea del tiempo”. De verdad y en la introspección les reitero, evaluarse a consciencia a cada uno e iniciando por el alcalde, de aquel diagnóstico cuando llegaron, lo realizado, “El morenazo del 4 de junio”, y lo que sois ahora. Cierto, que es sumamente distinto ese 1° de enero del 2016; el decirlo clarito y de manera objetiva, el alto grado de soberbia de otra vez, del inicio y de todos, y que no presagia nada bueno o tal vez distinto de un notable término-en el que la sociedad esté sumamente satisfecha. Pero igual, es de hombre reconocer errores y aciertos, no obstante de aquellos que continúan en la altanería de “desmadrar Naucalpan”, porque tampoco son de aquí y no les duele. Negar que no hay obra pública, sería irresponsable, de un grado menor existe sobre todo en la zona residencial, con los parques lineales en Ciudad Satélite, pese a que creo bastante caros. Obras hidráulicas, quizá algunas para el abastecimiento de agua potable, no obstante aun sistema de infraestructura totalmente colapsado, además de múltiples calles con cientos de baches y una brutal crisis de seguridad pública y en el orden urbano. Finalmente, persisten notorios conflictos en la recuperación de demás espacios públicos, en vialidades y una serie de proyectos que se quedarán en las buenas intenciones Lo anterior, al margen de la operación de una serie de acciones de gobierno como el alcoholímetro, parquímetros y el regreso de infracciones de tránsito.

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